Don Hernán Echavarria mantenía en vida una especial obsesión: cómo lograr mayores recursos para atender a las necesidades de nuestras gentes, no solo en alimentación, en vestido, en salud y en vivienda, sino también en servicios. En este libro trata sobre la historia de Robinson Crusoe, un pobre hombre que tuvo un naufragio en el mar y en un momento dado se encontró con la realidad de estar solo en una isla, lleno de necesidades personales insatisfechas. Por ejemplo, sintió hambre y necesitó buscar algo para comer, pero pronto entendió que buscar no era suficiente y que requería preveer cómo cultivar algunas cosas. Tuvo frío y fue necesario lograr abrigo, pero con el tiempo necesitó algo más cálido y se las ingenió para tejer una tela y protegerse igualmente de las lluvias y de las noches. Así, paso a paso atendió la urgencia de sus propias necesidades, organizó su rudimentario trabajo, improvisó algunas herramientas a fin de hacerlo de forma más eficiente, economizó en algunas cosas para lograr guardar existencias y poder disponer de tiempo para atender otros menesteres. Es decir, aprendió que las cosas no brotan de la nada, ni caen espontáneamente del cielo, sino que es preciso programar el trabajo en forma deliberada, al principio, como en su caso, un poco primitivo, para, al adquirir nuevas experiencias, lograr hacerlo en forma más eficiente y rápida. Eso mismo pasa con el desarrollo de la economía en general y con las empresas en particular. Nacen pequeñas y con el tiempo, con las economías que puedan hacer, con las utilidades y con las depreciaciones, crecen y se vuelven grandes negocios, que cada vez pueden producir más cosas y generar más empleo. Y esa producción mayor se destina a satisfacer las necesidades nuevas y crecientes de las personas o de los nuevos consumidores. Para mejorar el nivel de vida de un pueblo se requiere, pues, producir más y más cosas, más y más servicios y emplear a más personas. Y ello no se logra en forma espontánea, sino que hay que programarlo, hay que financiarlo y hay que desarrollarlo con eficiencia y con estímulos del Gobierno. Esos sencillos pasos, uno tras otro, es lo que trata de explicar este libro: cómo trabajando más y mejor no solo se ahorra para poder invertir más, sino que se proporciona un mayor bienestar a nuestro pueblo.
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